Salón de los Rechazados
Uno: Pinturas rupestres
En muchas formas, la historia del ser humano se parece a la historia del arte. Partimos con las supersticiones acerca de Dios y adorábamos a los árboles quemados producto de la caída de un rayo. Creíamos que los animales eran sagrados y por eso los pintábamos en piedras. Y así nos alimentábamos de nuestra propia religión. Tal como es hoy en día, La iglesia domina nuestra entera realidad, una iglesia inventada por los hombres, igual que el dinero…pero déjenme empezar por el principio
La gente siempre me pregunta si conocí a David Lantier
Y la verdad es que no lo se
Es decir, si hablamos del revolucionario que cambio el mundo para siempre, si, lo conocí
Pero, ¿qué hay de la persona? Quién fue realmente Lantier y con qué demonios tuvo que enfrentarse, eso es todo un misterio.
Lo cierto es que corría el año 2015 D.C. yo acababa de sufrir una sicosis producto de no dormir en toda una semana y caí internado en el psiquiátrico de la Chile. Y fue allí, entre psicofármacos y enfermos que conocí a David Lantier.
Tenía el pelo largo y rojo como la ira, sus ojos solo expresaban rabia
- ¿Porque Fernando? Me decía… ¿porque estamos aquí?
-Porque estamos locos, le decía yo.
-Están equivocados
-Quienes
-Todos ustedes. Los locos no están locos, solo saben una verdad tan grande que no pueden expresarla con palabras. Loco es aquel que hace locuras, como trabajar 24 horas, 7 días a la semana por un sueldo indigno que apenas le alcanza para comer. Acostarse con una mujer que no aman y convertirse en fanáticos del dinero. Uh, ¿y sabes algo acerca del dinero? Es solo un invento, una mentira, creado por el hombre para parecerse a Dios y tener un poco de poder en sus manos. El dinero es lo que nos corroe, el dinero nos enferma, El dinero nos mata, a nosotros y a nuestro planeta. Pero esa es una verdad que solo un loco la sabría.
Internados las cosas se vuelven monótonas, los días eternos y tienes la sensación de que las horas no pasan. Parte así, un día estas bien y al siguiente tu mente se acelera por exceso de fármacos. Paradójicamente entras al psiquiátrico y solo te cambian unos fármacos por otros. Somos producto de nuestras propias creaciones; y los psicofármacos no eran la excepción. Vivimos en la era de las píldoras, las horas al siquiatra y el amor por las cosas. Lo inerte nos gobierna.
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